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Carta petrolera

Nº 122 abril - junio 2010


 


 

Vistazo a la estrella suramericana

Brasil: nueva potencia petrolera

Este año destronaría a México como segundo productor en Latinoamérica; y con el potencial de la denominada zona del Presal, podría llegar al ‘top diez’ mundial. Sin embargo, el sector petrolero está que arde por un polémico plan presentado por el gobierno para tener mayor control sobre las reservas.

Por Pedro Felipe Rodríguez

H asta hace ocho años Brasil era un país que no alcanzaba a producir más del 85% del petróleo que requería su consumo interno. Una cifra que, según la Agencia Nacional de Petróleos (ANP) de ese país, representaba casi 1.500.000 barriles por día. Ahora, ocho años después, produce más de 2.200.000 barriles y se prepara para desplazar a México como el segundo productor de petróleo de Latinoamérica.

En ese escenario, Petrobras juega un papel fundamental, pues la compañía es responsable de más del 99% del total de la producción del país suramericano. Compañías como British Gas, Statoil, Shell y otras empresas privadas no alcanzan en conjunto a producir más de 60 mil barriles por día.

“Parte del incremento en el nivel de producción de la empresa brasileña se ha debido a los éxitos exploratorios que ha tenido en los últimos cinco años”, explicó Enrique Velásquez, gerente de Exploración Internacional de Ecopetrol. La empresa ha logrado tener la envidiable tasa de 75% de éxito exploratorio en los últimos siete años. “Una cifra nada despreciable cuando en el mundo ese valor no supera en promedio el 25%”, comenta Velásquez.

Uno de sus mayores aciertos ha sido el yacimiento Carioca, el cual cuenta con un estimado de reservas del orden de 33 mil millones de barriles de crudo, según reportó la ANP en 2008. Como orden de magnitud, los más grandes descubrimientos de Colombia no han llegado a los 2.000 millones de barriles de reservas.

Carioca está ubicado en aguas profundas en la zona conocida como Presal, en la Cuenca de Santos, en el estado de Rio de Janeiro (ver recuadro). Parte del éxito exploratorio de Brasil al frente de sus costas es que se atrevió a perforar bajo la capa de sal. “Ahí se rompió un paradigma. En el Presal es donde están los grandes yacimientos de Brasil”, puntualiza Velásquez.

La zona del Presal, según cálculos de expertos en la industria, podría contener más de 80 mil millones de barriles de reservas y podría poner a Brasil dentro de los diez primeros países productores de petróleo antes de 2015. Los ingresos que se podrían derivar de esa situación llenan de esperanzas tanto al gobierno federal, como a las gobernaciones locales, las empresas privadas y, por supuesto, a Petrobras.



Más control sobre las reservas

Ante esa inmensa posibilidad de recursos, hacia finales de 2009 el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva presentó ante el Congreso de su país un paquete de acciones orientado a intervenir la industria petrolera nacional.

Parte de las medidas indican que Petrobras sea la única firma que opere en todos los yacimientos de la zona del Presal o, en caso de asociarse con una compañía nacional o extranjera en algún bloque, la estatal petrolera (se denomina así por ser controlada por el Estado) tendría una participación de al menos el 30%.

Adicionalmente, el gobierno brasileño sugiere la creación de una nueva empresa pública para representar al Estado y fiscalizar la ejecución de los contratos, que se llamaría Petrosal.

La organización funcionaría a la par con la ANP (la equivalente a la Agencia Nacional de Hidrocarburos colombiana). La reforma plantea además un plan de capitalización de Petrobras en una suma equivalente a 5.000 millones de barriles de petróleo. Según Edson Lobão, ministro de Energía de Brasil, “la capitalización de la firma será necesaria, pues la exploración y explotación de los recursos del Presal demandará fuertes inversiones”. Esos recursos están calculados en cerca de US$210 mil millones para la próxima década.

Futuro incierto

Alrededor de todas estas reformas, el tema que más preocupa a los inversionistas es el acceso a zonas para explorar en búsqueda de hidrocarburos. “La nueva ley la podemos ver como una amenaza para los inversionistas extranjeros, no sólo porque se crearía otra empresa estatal para aumentar posición y control, sino que los términos fiscales serían más duros y aumentaría el costo de explorar y desarrollar descubrimientos en el Presal”, afirma Alberto Tovar, gerente de Nuevos Negocios de Exploración y Producción de Ecopetrol.

Otros actores involucrados en este tema, como los gobernadores de Rio de Janeiro, São Paulo y Espirito Santo (los tres estados que generan la mayor producción de petróleo del país), también ven afectados sus intereses y se oponen al plan fundamentalmente porque no les ofrece a las entidades territoriales, en cuyo subsuelo está el crudo, una mayor participación en la renta petrolera.

Lula se ha defendido de estas críticas al afirmar que su principal propósito es usar las ganancias estatales para crear un fondo de reducción de pobreza: “Brasil necesita un nuevo marco regulatorio para que la empresa estatal Petrobras se fortalezca, para que el Estado pueda ser dueño del petróleo, para que podamos crear un fondo para mejorar la vida del pueblo”, dijo hacia finales de 2009 en su programa radial “Café con el Presidente”.

Esta discusión previa a las elecciones de octubre ha calentado el debate electoral entre los dos grandes jugadores de la política carioca: el Partido de los Trabajadores y el Partido de la Social Democracia Brasileña. Aun así, distintos sectores de la opinión brasileña estiman que el Senado apoyará la petición de Lula. Entre junio y julio de este año se sabrá qué decisiones toma el Congreso respecto al plan.

Sin embargo, aunque Brasil esté pensando en ajustar sus condiciones para los proyectos del Presal, “el potencial del país, incluso en otras áreas, tiene el atractivo suficiente para continuar buscando oportunidades e invertir”, afirma Tovar.

Lo que resta ver es qué tanto juego le puede dar, ya sobre el terreno, el gobierno de Lula a la estatal brasilera en el desarrollo del Presal y de otras interesantes zonas para las compañías petroleras de todo el mundo. Por su volumen y localización, esas reservas seguramente demandarán altos niveles de inversión y nuevas tecnologías. El tiempo podría demostrarle que con ayuda todo puede ser más fácil.

La reforma planteada por el gobierno brasileño
incluye la capitalización de Petrobras en una suma
equivalente a 5 mil millones de barriles de petróleo.





  El Presal

Ciento cincuenta kilómetros al frente de las costas del estado de Rio de Janeiro se encuentra la zona del Presal. Una vasta zona del litoral Atlántico que se extiende sobre una franja de 800 kilómetros de largo por 200 de ancho. Sus profundidades varían entre 5.000 y 7.000 metros bajo capas salinas con altas temperaturas y un espesor que va desde los 300 hasta los 2.000 metros.

Está conformada por las cuencas de Santos, Campos y Espirito Santo. Los más grandes descubrimientos que se han hecho allí son Tupí (2007), con un potencial de 8.000 millones de barriles de hidrocarburos, y Carioca (2008), con 33 mil millones de barriles estimados.

Muy pocas empresas se habían atrevido a perforar más profundo en la frontera geológica del Presal, que antes de los recientes descubrimientos se ubicaba por encima de la densa capa salina mencionada anteriormente. La razón es tecnológica: la sal absorbe la energía, por eso no era posible obtener registros sísmicos; pero las técnicas de geofísica han avanzado a tal punto que ya es posible obtener mejores imágenes bajo la sal. Y, según explicó Velásquez, eso fue lo que le permitió a Petrobras aumentar sus posibilidades de éxito buscando hidrocarburos, sobre todo en la cuenca de Santos.