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LA CONVERSIÓN
Las plantas de Leona, Alpina y Colcerámica,
ubicadas en municipios vecinos de Bogotá, están por
estos días alistando sus instalaciones y calderas para que
puedan operar con gas natural, de la misma forma como ya lo hacen
unas 700 empresas en la Sabana. En agosto pasado se reportaron más
de 800 conversiones de gas natural vehicular en la capital de la
República, las cuales permitieron que por primera vez se
realizaran más de 2.000 instalaciones mensuales en el país.
Y la ciudad cuenta con más de un millón de hogares
conectados a las redes domiciliarias, casi la tercera parte del
total de usuarios en Colombia.
Mientras tanto, a 120 kilómetros de distancia de la capital,
en el complejo petrolífero de Cusiana-Cupiagua, en Casanare,
se avanza actualmente en la construcción de una planta de
tratamiento de gas que permitirá disponer de más de
180 millones de pies cúbicos por día de una de las
dos mayores reservas nacionales de este energético.
Aunque en apariencia parezcan dos hechos inconexos, lo cierto es
que la ola de conversiones de consumidores de Bogotá y del
denominado “interior del país” (todo el territorio
nacional que se encuentra al sur de Vasconia) es posible gracias
a que existen las reservas de Cusiana-Cupiagua y a que, con la nueva
planta que entrará a finales de 2005, será posible
disponer del recurso para cubrir la demanda actual y los futuros
desarrollos de los sectores industrial, térmico, vehicular
y domiciliario.
“Cusiana nos da posibilidad de contar con un suministro al
interior del país para cumplir eficientemente los compromisos,
que se suma al respaldo que mantenemos en La Guajira, principal
fuente hasta el momento, ubicada a más de 500 kilómetros
de los centros de consumo”, asegura Claudia Castellanos, gerente
de Gas de Ecopetrol. El gerente de Negocios de Gas de BP (empresa
asociada a Ecopetrol y Tepma en la construcción de la planta),
Robert Child, destaca que la disponibilidad del gas de Cusiana es
una “señal de confianza para todos los consumidores”,
quienes pueden tener la seguridad de contar durante los próximos
veinte años con un combustible a bajo costo.
Pero el gas de Cusiana no sólo es importante por el volumen
de sus reservas y su ubicación geográfica, sino también
porque con su entrada se logran hacer viables proyectos de exportación,
como lo señala Claudia Alonso, jefe de Nuevos Negocios de
Ecopetrol, para quien, al cubrir buena parte de la demanda local
con el gas de estos campos, se estaría liberando el de La
Guajira para emprender proyectos como el del gasoducto a Venezuela,
sobre el que ya existe un memorando de entendimiento entre los gobiernos
de ambas naciones y un equipo conformado para definir durante el
presente año los aspectos comerciales, técnicos y
legales del mismo.
Además, los expertos coinciden en señalar que con
la entrada de Cusiana desaparece el temor por las limitaciones que
se podrían presentar en el transporte del gas desde La Guajira
hacia el interior, cuya capacidad máxima hoy es de 200 millones
de pies cúbicos por día, lo que podría ser
insuficiente en algunos años para cubrir la demanda del centro
del país, especialmente en la eventualidad de requerirse
el uso masivo de las plantas térmicas para la generación
de electricidad.
DE PETRÓLEO A GAS
Cusiana y Cupiagua han sido considerados históricamente como
dos de los principales descubrimientos de petróleo de Colombia,
con reservas conjuntas de más de 1.300 millones de barriles.
El hallazgo de estos campos y su desarrollo en los años 90,
con un pico de producción superior a los 400 mil barriles
por día, marcaron la historia petrolera de los últimos
años del país y, en especial, la de una de sus cuencas
más activas, el Piedemonte Llanero.
Lo
que para algunos ha pasado desapercibido es que allí no sólo
hay petróleo, sino que también existe un volumen significativo
de gas, al que se denomina “asociado” por encontrarse
mezclado con el petróleo líquido.
Dicho gas ha sido históricamente reinyectado en el campo
para aumentar la extracción de petróleo.
Para mostrar la capacidad de producción gasífera de
estos campos sólo es necesario recordar, como lo resalta
Child, que en la actualidad se están produciendo 3 mil millones
de pies cúbicos por día, lo que equivale a cinco veces
lo que consume todo el país.
Este gas, cuya mayor proporción regresa al yacimiento por
un sistema de reinyección, tiene diferentes componentes que
es necesario extraer para que pueda ser transportado y cumpla las
especificaciones exigidas.
Esta es básicamente la función de la planta en construcción.
En la década de los 90 había pocos atractivos para
desarrollar el gas, entre los que se cuentan la baja demanda, algunos
inconvenientes regulatorios y lo que los técnicos denominan
“Black oil losses”, que no es otra cosa que la pérdida
de producción de petróleo que ocurre al disponer del
gas que se extrae y no reinyectarlo.
Sin embargo, la situación ha cambiado en los últimos
años. La declinación en la producción de petróleo
de Cusiana, el incremento del consumo en el interior del país
y la claridad en materia de precios, sin olvidar el auge del gas
en el contexto internacional y los adelantos tecnológicos
para su uso, cambiaron esta historia e hicieron atractivo “desenterrar”
el llamado energético del futuro.
UNA PLANTA PARA CRECER
La planta de gas de Cusiana tiene un costo estimado de US$150 millones
y se realiza mediante un contrato de colaboración empresarial,
en el que Ecopetrol participa con el 60%, BP lo hace con el 24,8%
y Tepma con el 15,2%.
Esta no es la primera planta que se construye en el Casanare, aunque
sí la más grande.
Desde mediados de los 90, Ecopetrol tiene una planta con capacidad
de 20 millones de pies cúbicos por día (mpcd) y, además,
ya se cuenta con otra que inicialmente tenía una capacidad
de 40 mpcd, pero que se ha ampliado hasta 68 mpcd. El proyecto consiste
en ampliar esta última planta, incluso por encima de los
180 millones de pies cúbicos, para lo que es necesario realizar
algunos ajustes en la infraestructura de transporte.
Los negocios no se han hecho esperar, como lo confirma el hecho
de que los socios del proyecto ya suscribieron un primer contrato
para suministrar 90 giga BTU por día (GBTUD) durante siete
años a la empresa Gas Natural, distribuidora en Bogotá.
Lo anterior cobra relevancia si se tiene en cuenta que, según
datos de Ecopetrol, el consumo de gas de Bogotá y sus alrededores
se acerca actualmente a los 70 mpcd, mientras Cali y la región
occidental consumen cerca de 40 mpcd. Es decir, la producción
de Cusiana podría cubrir con creces la demanda del interior
del país, que hoy ronda los 150 mpcd.
Al hacer las cuentas sobre lo que significa la entrada de la planta
en 2005, los técnicos coinciden en afirmar que el país
tendrá una capacidad adicional a lo que hoy demanda. Además,
las mayores inversiones en La Guajira, contempladas en la extensión
del contrato de asociación, permitirán recuperar un
terapié cúbico de gas adicional de los campos de ese
departamento.
OPCIONES PARA EL PRESENTE
El abanico de alternativas para incrementar la demanda de gas va
desde adelantar campañas agresivas para acelerar el consumo
de los sectores vehicular e industrial hasta el desarrollo de proyectos
petroquímicos a partir de Cusiana o la definición
de proyectos de exportación para el de La Guajira.
“Tenemos gas y vamos a salir a ofrecerlo y comercializarlo”,
dice Castellanos, para quien Ecopetrol debe intensificar su labor
comercial para buscar nuevos usos y aumentar el consumo de los usuarios
actuales.
Las opciones incluyen un mercado que, a pesar de no representar
un gran porcentaje del consumo actual, tiene un gran potencial de
crecimiento: el gas natural vehicular.
Este
año, los colombianos consumen cerca de 22 millones de pies
cúbicos diarios en los más de 43 mil vehículos
convertidos a la fecha. En 2004 se convertirán cerca de 20
mil vehículos, principalmente utilitarios y de servicio público,
cifra que podría duplicarse el próximo año
teniendo en cuenta las posibilidades del mercado.
Las ventajas económicas frente a la gasolina, la política
de desmonte de los subsidios del Gobierno nacional y los beneficios
ambientales de un combustible “limpio”, han hecho que
Colombia se suba a la tendencia mundial en el uso del gas natural
para el transporte.
Ejemplos como los de Brasil, que está convirtiendo 200 mil
vehículos por año, o de Argentina, por cuyas ciudades
circulan más de 1,2 millones de vehículos movidos
con gas natural, demuestran que todavía hay mucho espacio
por recorrer para Colombia en este campo.
Lo anterior se refuerza con la medida que entra a regir el próximo
año y que determina que los grandes consumidores comprarán
el diesel a precios internacionales. Para los expertos esto significa
que algunos sistemas de transporte masivo, como los que están
definiéndose en algunas ciudades del país, se inclinen
por un combustible más barato y más amigable con el
medio ambiente.
El consumo residencial también puede incrementarse, aunque
el plan de masificación de la última década
ha llevado a un cubrimiento alto en Bogotá y ciudades de
la costa. Sin embargo, en otros mercados, como los de Cali y Medellín,
todavía existe espacio para seguir creciendo las redes de
distribución y conectar a más usuarios. La Gerencia
de Gas de Ecopetrol destaca los incrementos que se pueden lograr
en el sector industrial, sustituyendo otros combustibles como fuel
oil, diesel o crudos pesados, como lo están haciendo empresas
en todo el país.
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