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Carta Petrolera
EDICIÓN 110 octubre - noviembre


 


LA CONVERSIÓN

Las plantas de Leona, Alpina y Colcerámica, ubicadas en municipios vecinos de Bogotá, están por estos días alistando sus instalaciones y calderas para que puedan operar con gas natural, de la misma forma como ya lo hacen unas 700 empresas en la Sabana. En agosto pasado se reportaron más de 800 conversiones de gas natural vehicular en la capital de la República, las cuales permitieron que por primera vez se realizaran más de 2.000 instalaciones mensuales en el país. Y la ciudad cuenta con más de un millón de hogares conectados a las redes domiciliarias, casi la tercera parte del total de usuarios en Colombia.
Mientras tanto, a 120 kilómetros de distancia de la capital, en el complejo petrolífero de Cusiana-Cupiagua, en Casanare, se avanza actualmente en la construcción de una planta de tratamiento de gas que permitirá disponer de más de 180 millones de pies cúbicos por día de una de las dos mayores reservas nacionales de este energético.
Aunque en apariencia parezcan dos hechos inconexos, lo cierto es que la ola de conversiones de consumidores de Bogotá y del denominado “interior del país” (todo el territorio nacional que se encuentra al sur de Vasconia) es posible gracias a que existen las reservas de Cusiana-Cupiagua y a que, con la nueva planta que entrará a finales de 2005, será posible disponer del recurso para cubrir la demanda actual y los futuros desarrollos de los sectores industrial, térmico, vehicular y domiciliario.
“Cusiana nos da posibilidad de contar con un suministro al interior del país para cumplir eficientemente los compromisos, que se suma al respaldo que mantenemos en La Guajira, principal fuente hasta el momento, ubicada a más de 500 kilómetros de los centros de consumo”, asegura Claudia Castellanos, gerente de Gas de Ecopetrol. El gerente de Negocios de Gas de BP (empresa asociada a Ecopetrol y Tepma en la construcción de la planta), Robert Child, destaca que la disponibilidad del gas de Cusiana es una “señal de confianza para todos los consumidores”, quienes pueden tener la seguridad de contar durante los próximos veinte años con un combustible a bajo costo.
Pero el gas de Cusiana no sólo es importante por el volumen de sus reservas y su ubicación geográfica, sino también porque con su entrada se logran hacer viables proyectos de exportación, como lo señala Claudia Alonso, jefe de Nuevos Negocios de Ecopetrol, para quien, al cubrir buena parte de la demanda local con el gas de estos campos, se estaría liberando el de La Guajira para emprender proyectos como el del gasoducto a Venezuela, sobre el que ya existe un memorando de entendimiento entre los gobiernos de ambas naciones y un equipo conformado para definir durante el presente año los aspectos comerciales, técnicos y legales del mismo.
Además, los expertos coinciden en señalar que con la entrada de Cusiana desaparece el temor por las limitaciones que se podrían presentar en el transporte del gas desde La Guajira hacia el interior, cuya capacidad máxima hoy es de 200 millones de pies cúbicos por día, lo que podría ser insuficiente en algunos años para cubrir la demanda del centro del país, especialmente en la eventualidad de requerirse el uso masivo de las plantas térmicas para la generación de electricidad.

DE PETRÓLEO A GAS

Cusiana y Cupiagua han sido considerados históricamente como dos de los principales descubrimientos de petróleo de Colombia, con reservas conjuntas de más de 1.300 millones de barriles.
El hallazgo de estos campos y su desarrollo en los años 90, con un pico de producción superior a los 400 mil barriles por día, marcaron la historia petrolera de los últimos años del país y, en especial, la de una de sus cuencas más activas, el Piedemonte Llanero.
Lo que para algunos ha pasado desapercibido es que allí no sólo hay petróleo, sino que también existe un volumen significativo de gas, al que se denomina “asociado” por encontrarse mezclado con el petróleo líquido.
Dicho gas ha sido históricamente reinyectado en el campo para aumentar la extracción de petróleo.
Para mostrar la capacidad de producción gasífera de estos campos sólo es necesario recordar, como lo resalta Child, que en la actualidad se están produciendo 3 mil millones de pies cúbicos por día, lo que equivale a cinco veces lo que consume todo el país.
Este gas, cuya mayor proporción regresa al yacimiento por un sistema de reinyección, tiene diferentes componentes que es necesario extraer para que pueda ser transportado y cumpla las especificaciones exigidas.
Esta es básicamente la función de la planta en construcción. En la década de los 90 había pocos atractivos para desarrollar el gas, entre los que se cuentan la baja demanda, algunos inconvenientes regulatorios y lo que los técnicos denominan “Black oil losses”, que no es otra cosa que la pérdida de producción de petróleo que ocurre al disponer del gas que se extrae y no reinyectarlo.
Sin embargo, la situación ha cambiado en los últimos años. La declinación en la producción de petróleo de Cusiana, el incremento del consumo en el interior del país y la claridad en materia de precios, sin olvidar el auge del gas en el contexto internacional y los adelantos tecnológicos para su uso, cambiaron esta historia e hicieron atractivo “desenterrar” el llamado energético del futuro.


UNA PLANTA PARA CRECER

La planta de gas de Cusiana tiene un costo estimado de US$150 millones y se realiza mediante un contrato de colaboración empresarial, en el que Ecopetrol participa con el 60%, BP lo hace con el 24,8% y Tepma con el 15,2%.
Esta no es la primera planta que se construye en el Casanare, aunque sí la más grande.
Desde mediados de los 90, Ecopetrol tiene una planta con capacidad de 20 millones de pies cúbicos por día (mpcd) y, además, ya se cuenta con otra que inicialmente tenía una capacidad de 40 mpcd, pero que se ha ampliado hasta 68 mpcd. El proyecto consiste en ampliar esta última planta, incluso por encima de los 180 millones de pies cúbicos, para lo que es necesario realizar algunos ajustes en la infraestructura de transporte.
Los negocios no se han hecho esperar, como lo confirma el hecho de que los socios del proyecto ya suscribieron un primer contrato para suministrar 90 giga BTU por día (GBTUD) durante siete años a la empresa Gas Natural, distribuidora en Bogotá.
Lo anterior cobra relevancia si se tiene en cuenta que, según datos de Ecopetrol, el consumo de gas de Bogotá y sus alrededores se acerca actualmente a los 70 mpcd, mientras Cali y la región occidental consumen cerca de 40 mpcd. Es decir, la producción de Cusiana podría cubrir con creces la demanda del interior del país, que hoy ronda los 150 mpcd.
Al hacer las cuentas sobre lo que significa la entrada de la planta en 2005, los técnicos coinciden en afirmar que el país tendrá una capacidad adicional a lo que hoy demanda. Además, las mayores inversiones en La Guajira, contempladas en la extensión del contrato de asociación, permitirán recuperar un terapié cúbico de gas adicional de los campos de ese departamento.


OPCIONES PARA EL PRESENTE

El abanico de alternativas para incrementar la demanda de gas va desde adelantar campañas agresivas para acelerar el consumo de los sectores vehicular e industrial hasta el desarrollo de proyectos petroquímicos a partir de Cusiana o la definición de proyectos de exportación para el de La Guajira.
“Tenemos gas y vamos a salir a ofrecerlo y comercializarlo”, dice Castellanos, para quien Ecopetrol debe intensificar su labor comercial para buscar nuevos usos y aumentar el consumo de los usuarios actuales.
Las opciones incluyen un mercado que, a pesar de no representar un gran porcentaje del consumo actual, tiene un gran potencial de crecimiento: el gas natural vehicular.
Este año, los colombianos consumen cerca de 22 millones de pies cúbicos diarios en los más de 43 mil vehículos convertidos a la fecha. En 2004 se convertirán cerca de 20 mil vehículos, principalmente utilitarios y de servicio público, cifra que podría duplicarse el próximo año teniendo en cuenta las posibilidades del mercado.
Las ventajas económicas frente a la gasolina, la política de desmonte de los subsidios del Gobierno nacional y los beneficios ambientales de un combustible “limpio”, han hecho que Colombia se suba a la tendencia mundial en el uso del gas natural para el transporte.
Ejemplos como los de Brasil, que está convirtiendo 200 mil vehículos por año, o de Argentina, por cuyas ciudades circulan más de 1,2 millones de vehículos movidos con gas natural, demuestran que todavía hay mucho espacio por recorrer para Colombia en este campo.
Lo anterior se refuerza con la medida que entra a regir el próximo año y que determina que los grandes consumidores comprarán el diesel a precios internacionales. Para los expertos esto significa que algunos sistemas de transporte masivo, como los que están definiéndose en algunas ciudades del país, se inclinen por un combustible más barato y más amigable con el medio ambiente.
El consumo residencial también puede incrementarse, aunque el plan de masificación de la última década ha llevado a un cubrimiento alto en Bogotá y ciudades de la costa. Sin embargo, en otros mercados, como los de Cali y Medellín, todavía existe espacio para seguir creciendo las redes de distribución y conectar a más usuarios. La Gerencia de Gas de Ecopetrol destaca los incrementos que se pueden lograr en el sector industrial, sustituyendo otros combustibles como fuel oil, diesel o crudos pesados, como lo están haciendo empresas en todo el país.

 
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