Aunque pareciera que no es tan importante mantener un diente temporal o comúnmente llamado diente de leche, aquí le daremos razones importantes para cuidarlo.
La dentición temporal inicia su formación desde la sexta semana de embarazo y sigue desarrollándose hasta la erupción de los 20 dientes, que empieza desde los 6 meses de edad y culmina alrededor de los 2 años y medio. Estos tiempos de erupción solo son una guía, ya que cada niño es un ser diferente.
Los dientes de leche son veinte, y empiezan a caerse entre los 6 y los 13 años, mientras van siendo remplazados por los dientes permanentes o definitivos, que son los que nos acompañan por el resto de la vida.
Porque permiten una adecuada alimentación. En conjunto con los músculos masticatorios, lengua y labios, los dientes temporales son una parte fundamental de la estimulación, crecimiento y desarrollo de los maxilares. Además, mantienen el espacio para los dientes permanentes porque sirven de guía evitando que estos erupcionen anticipadamente o en una mala posición, y permiten una adecuada pronunciación de las sílabas.
También refuerzan la autoestima. Los niños pequeños pueden distinguir entre un diente feo y uno bonito, lo que hace necesario que los padres o encargados se responsabilicen del cuidado de la salud bucal del menor.
A un diente de leche mal cuidado le puede dar caries, y esto favorece problemas en las encías, abscesos, mal aliento y, en estados más avanzados, la caída del diente y consecuentes pérdidas de espacio.